5 de enero de 2010

Entra el invierno...


Bueno, así es: este otoño anuncia el invierno. Debo aceptarlo.
No más ilusiones de niña quinceañera atrapada en un cuerpo que lleva varios múltiplos de 15 y no hace ningún esfuerzo por ocultarlo...
Se acabó la juventud y con ella varias etapas que ya no me corresponde vivir.
La mente juguetea a veces, pero en este inicio de año está tan aletargada que ni siquiera ella se ha atrevido a soñar... en nada.
Lo que toca ahora: las de la hormiga, trabajar y ahorrar para el invierno. Hace ratos que dejé de ser una cigarra juguetona y despreocupada con la confianza de que todo se solucionaría. Ya no.
El invierno llegará, inexorablemente y ojalá me encuentre preparada. Debo aprender a recibirlo con dignidad, con la frente en alto y sin remordimientos por lo vivido o lo que dejé de vivir. Lo anterior así fue, me guste o no.
¡Adiós juventud, adiós primavera y verano, ya no los volveré a ver!
¡Bienvenido otoño, te estaba esperando!

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